28 de febrero / 2017

El clima

Al ser una comarca que limita con el mar tenemos un clima mediterráneo templado, con veranos calurosos e inviernos suaves, donde raramente cuaja la nieve. Las lluvias son escasas —alrededor de 550 l/m2 al año— y de una gran irregularidad (igual pueden pasar 6 meses sin lluvia como, de repente, se presenta una tormenta y cae toda el agua de ese tiempo en un chubasco).

En verano suelen formarse tormentas violentas y de corta duración, por el contraste de las altas temperaturas y la proximidad al mar. Normalmente lo hacen desde poniente, siendo más peligrosas y a menudo con granizadas, sobre todo cuando entran por tramontana.

Pero las lluvias más abundantes se producen en otoño y suelen originarlas las llamadas gotas frías, que provocan fuertes crecidas de los ríos que inundan los campos y los pueblos causando daños importantes.

La última crecida más fuerte fue en 1982, cuando se formó una gota fría muy potente que produció lluvias torrenciales continuadas en la cuenca del Júcar, llegando a recoger en sólo dos días 600 l/m2. Esto hizo que el volumen de entrada de aguas a la presa de Tous, procedentes del río Escalona y otras aguas superiores, fuera muy superior al que podía desaguar y que acabara sobrepasándola y deshaciéndola, provocando una riada trágica en la cual muchas poblaciones de la Ribera fueron inundadas.

Los vientos dominantes en la Ribera son dos: el poniente, que es seco, cálido en verano y ocasionalmente muy fuerte (con registros alrededor de los 70-90 km/h); y el levante, que es fresco, húmedo y más suave.

La vegetación

Este clima determina una vegetación de tipo mediterráneo, adaptada a largos periodos de sequía: margallón palmito, romero, tomillo, pebrella, esparto, coscoll, pino blanco, carrascas, lentisco, olivos…

Con estas condicionas, los cultivos agrícolas serían sólo cultivos de secano (trigo, avena, viña, almendros, algarrobos… ) sino fuera porque se riegan.